Nadie nace sabiendo cómo cuidar a otra persona, eso es algo que se va aprendiendo de camino.
Seguramente ya mamás y papás han pasado por un proceso de aprendizaje enorme, con muchos esfuerzos, para poder criar a ese hijo o esa hija que llegó a la familia. Nunca se espera que en algún momento del camino se diagnostique con cáncer a esa persona que se ha cuidado y tanto se ha amado.
Enfrentar el proceso de cáncer de un hijo o hija no es tarea sencilla.
Así como la persona que padece la enfermedad puede experimentar muchos cambios a nivel emocional, también es esperable que padres y madres experimenten inestabilidad. Es común que existan emociones complejas de manejar como la culpa, el miedo o la impotencia.
También puede haber mucha duda y preocupación con respecto al cuido, reproche por acciones pasadas, alteración en el sueño y el apetito, entre otros cambios. Frente a este escenario un posible riesgo es que tanto padres como madres puedan llegar a experimentar una sobrecarga emocional que les dificulte acompañar.
Es por esto que, hoy quisiera compartirles algunas herramientas que puedan ayudarles a afrontar estos procesos.
Es importante recalcar que es necesario adecuar estas recomendaciones según la madurez del hijo o la hija. No será lo mismo acompañar a un niño o niña, en donde probablemente se tendrá que estar muy presente y dirigir junto con él o ella los procesos, que trabajar con una persona adolescente a quien se deberá dar un poco más de espacio para seguir motivando su independencia, o a una persona adulta, que decidirá libremente cómo quiere llevar su proceso.
Recuerde que su dolor no es secundario. Si usted es un pilar fundamental en el acompañamiento y cuidado de su hijo o hija, no dude en buscar un espacio seguro en el que pueda expresar y canalizar sus emociones.