¿Cómo manejar los cambios debido al cáncer?

Un diagnóstico de cáncer suele afectar de manera importante distintas áreas de nuestra vida, entre ellas la relación con los demás y la relación con nosotras mismas.

La enfermedad y los distintos tratamientos necesarios pueden afectar nuestro cuerpo de varias formas; en este sentido, cobra importancia el concepto de imagen corporal.

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De manera breve, podemos comprender la imagen corporal como uno de los elementos que componen nuestra autoimagen, y que incluye nuestra apariencia física, a la vez que nuestros pensamientos, percepciones y sentimientos sobre nuestro cuerpo y cómo funciona.

A lo largo de los procesos oncológicos, pasamos por distintos cambios en nuestro cuerpo y nuestra apariencia, y estos cambios pueden relacionarse con la aparición de emociones como tristeza, confusión, enojo, culpa, molestia, vergüenza, preocupación y temor.

En ocasiones no tenemos claridad sobre cuánto durarán estos cambios, si serán temporales o permanentes, y tenemos una comprensible dificultad en aceptarlos y asumirlos, y en procesar cómo pueden afectar nuestra relación con nosotras mismas, con otras personas y con nuestro entorno.

En este sentido, algunas conductas que podemos implementar para lidiar con estos cambios y fortalecer nuestra relación con nuestro cuerpo e imagen corporal son los siguientes:

  • Compartir nuestras preocupaciones con nuestro equipo de salud: aclarar todas nuestras dudas respecto de estos cambios, lo que podemos esperar en cuanto a su duración, si existen estrategias o procedimientos posibles que nos ayudarían a sentirnos más seguras y cómodas.
  • Consultar con nuestro equipo de salud los recursos disponibles que puedan apoyarnos en el proceso de duelo y gradual aceptación: los cambios corporales también pueden implicar un proceso de duelo, por lo que tener claros los recursos de atención a la salud mental disponibles (acompañamiento psicológico, grupos de apoyo) es necesario, útil y nos permite reafirmar que no estamos solas en este proceso.
  • Compartir nuestro estado emocional con personas de confianza, de nuestra red de apoyo: conversar con personas que nos escuchen realmente y nos ofrezcan apoyo, que nos permitan compartir nuestras emociones y comprendan nuestras necesidades es otro recurso muy valioso en el proceso de aceptación de estos cambios corporales.
  • Dentro de nuestras posibilidades y bajo las recomendaciones de nuestro equipo de salud, realizar ejercicio físico: el ejercicio físico, además de los beneficios que en general tiene para nuestra salud integral, nos permite poco a poco reconectar con nuestro cuerpo, relacionarnos con él desde otra perspectiva y además nos permite ver de manera concreta lo que nuestro cuerpo nos permite hacer y cómo nos permite relacionarnos con nuestro entorno.
  • Permitirnos el tiempo necesario para ajustarnos: la paciencia y el respeto hacia nosotras mismas, así como una actitud autocompasiva, son elementos básicos a lo largo de todo el proceso oncológico, y de la misma manera en el proceso de procesar y aceptar los cambios en nuestra imagen corporal.
  • Probar nuevas experiencias sensoriales positivas: similar a lo que permite el ejercicio físico, el identificar qué experiencias sensoriales podemos incorporar y disfrutar en el día a día (escuchar música relajante, tomar un baño caliente, disfrutar fragancias específicas, aprender ejercicios de relajación) nos permite fortalecer nuestra relación con nuestro cuerpo y facilita el tratarlo desde el cuidado y el respeto.
  • Recordar que tenemos derecho a buscar apoyo profesional: si empezamos a notar una afectación un poco más severa o duradera (por ejemplo, si evitamos salir de casa para que no nos vean, si nos limitamos en la posibilidad de conocer a otras personas por vergüenza o temor a la manera en que nos puedan ver, si tenemos dificultad en cuanto a la intimidad con nuestra pareja, o si las emociones que sentimos ante estos cambios son muy duraderas o intensas) es pertinente buscar un acompañamiento psicológico que permita identificar qué herramientas podemos desarrollar y fortalecer para mejorar nuestra calidad de vida.

Elaborado por:

Psicóloga Susana Zelaya